martes, 29 de mayo de 2012

My sweety Junsu

Pensar que el amor es una cosa de locos, es lo más certero que alguien pudo decir. Pensar que pude haberme enamorado de una persona que vive a más de medio mundo de distancia me resulta tan fantasioso y real.
Creer que el amor es para tontos, pues yo creo que son tontos los que no se enamoran. No me importa querer a una persona que así como yo sea querido y amado por millones, y que no sepa de mi existencia. Cada amor tiene su magia y la mía con Kim Junsu comenzó con una simple melodía, no estoy segura si fue amor a primera vista, no lo creo, nunca he creído en ese tipo de cosas, sin embargo escuchar a mi dulce delfín puede hacerme vibrar por dentro, puede hacer mi sangre hervir y puede hacerme llorar.  No lo quiero por el simple hecho de ser bello o dulce, Lo Amo, porque me ha hecho descubrir en mí facetas que pensaba no tenerlas, poder sonreír con su voz, poder llorar con su voz, poder soñar con su voz. No me importa el idioma que pueda cantar, esa barrera ya esta superada hace mucho tiempo. Eso es lo mágico de los dioses, sin necesidad de tener el mismo idioma, pueden hacerte sentir lo que ellos sienten. Vivir enamorada de tus sueños no es una locura, porque habrá algún momento en el que despiertes y ese sueño se haga realidad. Amar no es solo decir te quiero, amar para mí, amar a Junsu ,es reír con él, llorar con él, cantar con él. Saber que a pesar de que él no sepa, yo estaré allí, esperándolo, apoyándolo, soñándolo. Pensar todas las dificultades que ha tenido que pasar, me hace más fuerte, me da animos para superar las mías. 
Saber que te sientes agradecido con tus fans, y botas lagrimas por ver todo el amor que te dan, me llena de felicidad. Gracias Kim Junsu, My Xiah, gracias por aparecer en mi vida de una manera tan abrupta e inevitable, gracias por dejarme amarte, gracias por ser ese pequeño ángel que tengo.Gracias por enseñarme a reir de la vida y a reir con ella, por permitirme creer en ese niño que todos llevamos dentro, por dejarme soñar junto a ti.


 Tratar de resumir todos los años de este amor sería muy difícil, pero lo que aprendí  es que "El que ama sueña y el sueña tiene la realidad en sus manos". 

Still in Love II




Tres años han pasado, largos y dolorosos años que tengo que aguantar y tragar, tristes días en los que he tenido que fingir que sin ti todo está mejor y pensar que tal vez estos años tan difíciles para mí, haya sido los mejor de tu vida.


Me pregunto si estas sufriendo igual que yo, si tus ojos están hinchados de aquellas hermosas lagrimas de amor que derramas por mí. Quiero pensar que por lo menos sientes un pequeño vacío en tu corazón. Porque yo, aun cuando canto, cuando escribo, cuando sueño, no dejo de pensar en ti.


Pueda que sea el más idiota del mundo por dejarte ir, tal vez la muerte no duela tanto comparado a lo que siento, tal vez algún día pueda comprender mi estúpida manera de amar y tenga el valor para volver a ti y enfrentarme a ese mundo que quiere separarnos.


Ya no voy más al bar, ya no toco el piano, no quiero recordar aquella melodía, nuestra melodía. No quiero, o mejor dicho, no puedo. Te extraño demasiado mi Junsu, intento imaginar cómo es tu vida sin mi, para así poder compensar la felicidad que hoy no tengo. Desearía verte, tenerte entre mis brazos y besar aquellos dulces labios que por muchas noches me dieron calor.


Salgo a la calle pensando que con un poco de aire pueda despejar mi mente, y tan solo por un segundo, por un maldito segundo pueda dejar de pensarte. Y sin darme cuenta estoy de nuevo aquí, a unas cuadras de tu departamento en ese lugar que fue durante tanto tiempo el cielo y que hoy es inalcanzable para un pobre mortal como yo. No puedo evitarlo y sigo caminando, si tan solo pudiera ver tu tierna figura por un instante podría seguir viviendo los próximos años.


De pronto mi mundo se detiene, se acaba el aire y el único sonido que puedo oír es mi corazón latiendo, queriendo salir de su lugar y correr hasta donde tu estas. Acabas de bajar las escaleras y salir por esa puerta, te haz dado cuenta de mi presencia y yo sin poder detenerme sigo acercándome.


Mi Junsu, mi ángel, mi pequeño delfín, deja de llorar por favor, que lo único que ocasionaras es que quiera parar aquellas lágrimas con un beso. Sin embargo me detengo a centímetros, sé que no debo estar tan cerca, temo que este amor sea más fuerte que yo. –“Yoochun-ah “ es lo único que alcanzo a oír, y sin darme cuenta ya está mi mano rosando tu rostro, sintiendo tu suave y tersa piel sobre mis dedos, sintiendo como las lágrimas mojan tus mejillas y como lentamente nos vamos acercando.


Pero tú te desplomas, caes al suelo inconsciente, y mi corazón de nuevo no puede contenerse, te cargo entre mis brazos, subo las escaleras y te llevo de nuevo a tu departamento, te recuesto en la cama, que tantas veces fue testigo de nuestra pasión. Solo quiero que estés mejor.


No soy capaz ni siquiera de nombrarte, no mereces que te haga esto, no mereces estar en esta condición Junsu. No suelto tu mano y durante horas me recuesto a tu lado. No hay en mi cabeza espacio para pensar en otra cosa más que en ti e impulsivamente con un suave beso marco tu frente, comienzo a bajar lentamente hasta la comisura de tus labios sintiendo tu olor, rosando aquella dulzura que me hacía caer en la adicción. No quería terminar el beso, porque sabía que cuando mi rostro se alejara del tuyo sería tiempo de irme.


Te pongo la pijama y te dejo dormir un rato más, espero que despiertes con un dulce sueño, salgo lentamente de tu habitación, y veo por la rendija de la puerta como despiertas, como pacientemente te vas sacando aquella ropa que segundos antes te puse. Cuando por fin escucho las gotas de la ducha caer, suspiro porque sé que estas mejor y no recuerdas nada de lo que acaba de pasar, simplemente vuelvo a dejar aquel cielo, como aquella vez en que cobardemente me fui.


Discúlpame si no puedo decir que te amo, si no puedo coger tu mano y quedarme a tu lado, pero te juro que si en nuestros sueños nos encontramos nunca volveré a dejarte ir.

Rainy my heart I




Me desperté y estaba de nuevo solo en aquella cama que tantas veces había sido refugio de mis pasiones, aunque no pueda llamarlas así ya que tan solo fueron encuentros del momento, encuentros que buscaban llenar aquel vacío imposible de llenar. Eran más de las diez de la mañana y yo seguía con sueño, como si no hubiera dormido en días. Me saqué el pijama con paciencia para meterme a la ducha y en cuanto sentí las primeras gotas frías, las lágrimas, si pedir permiso comenzaba a escaparse de mis ojos, mi mente comenzaba a jugarme en contra, a recordar su figura, sus ojos, sus labios, al recordármelo.


Mi cuerpo se estremecía con el hecho de pensar en él, ¿dónde podría estar? ¿Por qué se fue dejándome sin una maldita explicación? La verdad quería odiarlo, debía odiarlo pero no podía, o tal vez no quería. Desde que él se fue hace ya tres años, mis días se volvieron rutinarios, prefería llenar toda mi agenda de trabajos, para no tener ni un minuto libre para pensar en Yoo…Yoo..Chun, me es hasta difícil pronunciar su nombre, hasta el mínimo recuerdo me duele como si fuera ayer cuando se fue.


Nunca pensé enamorarme de un hombre, y no es que no acepte el hecho de que yo también lo sea, y este mal en hacerlo, si no que nunca pensé enamorarme de alguien como él. Lo conocí en el bar, mientras tocaba el piano, y entonaba con esa gruesa y suave voz, esa melodía que después sería mí melodía. Desde el momento que lo vi y nuestros ojos se cruzaron, mi mundo comenzó a verse de otra manera, no me fue fácil acercarme, ni siquiera puede saludarlo o decirle quien rayos era. ”Hola me llamo Junsu”, no eran tan difícil decirlo, sin embargo mi boca no soltaba ningún sonido, él fue quien dio el primer paso, “Mucho gusto, soy Yoochun, desde hoy trabajo aquí tocando el piano, tu ¿eres Junsu verdad?, los demás me han dicho que tocas la guitarra como un dios”.


¿Cómo podría pensar el que soy un dios? Si soy una cosa tan insignificante a su lado. Desde ese día nos hicimos amigos, podía confiar ciegamente en él, podría tirarme desde el quinto piso y sabía que estaría abajo sosteniéndome. Pronto llegamos a ser uno solo, el sentimiento que nos unía no podía explicarlo, me sentía bien, seguro, amado a su lado. La primera vez que nos besamos fue en mi departamento, después de un largo día en el trabajo, estaba realmente agotado, no había comido en días por el estrés, y el cansancio estaba vengándose de mí, él me acompañó hasta la puerta, quise entrar rápidamente para poder recostarme en la cama y recuperar aquel sueño que había perdido, sin embargo tropecé con mis propios pies, y fui a dar al piso, golpeándome el rostro y los brazos, él en menos de un segundo ya estaba a mi lado, muy asustado, con los ojos dilatados, preguntándome si me encontraba bien, me ayudo a levantarme y me llevó hasta el sillón, allí me dijo “estás sangrando déjame curarte”, se dirigió al baño buscando e botiquín, pues de tantas veces que había estado en mi departamento ya conocía perfectamente el lugar de cada cosa. En pocos minutos volvió, se sentó a mi lado, y con un pequeño algodón, comenzó a limpiar aquella herida de mi boca que me hice al impactar contra el piso. Pude sentir la calidez de su mano al tocar mi rostro, como delicadamente buscaba la manera de no hacerme daño, y de pronto, nuestras caras se acercaron, el ya no miraba la herida, miraba mis ojos, y yo miraba los suyos, y en ese segundo perdido pude sentir el roce de sus labios, y yo sin decir media palabra, di permiso a que comenzara aquella delicia, nuestros alientos se mezclaron, su besos eran para mí tan necesarios como el aire, comenzaba a volverse adictivo.


Desde ese momento comenzó aquella maravillosa historia que nunca creí que llegara tan rápido a su fin. El día de mi cumpleaños, estuvo junto a mí todo el día, desperté a su lado y me acosté con él, fue sin duda el día más maravilloso que pudimos tener, sin embargo al terminarlo fue el más doloroso. Los rayos del sol traspasaban la ventana iluminando mi rostro, y como acto reflejo al abrir lentamente mis ojos, lo busco con la mirada, deseando ver aquel hermoso rostro que me había acompañado y me había amado tan apasionadamente, pero él ya no estaba, me levanté extrañado a buscarlo, por el baño, la cocina, la sala, pero no estaba, ni su ropa, ni la mínima señal, de que en algún momento pudo haber existido.


No supe más de él, hasta hoy. Bajaba las escaleras del departamento dirigiéndome al trabajo y de pronto, en la vereda del frente, lo veo a él, a mi Yoochun, al hombre que me había hecho hermosamente feliz, pero que también me había causado la herida más profunda en el corazón. Vi como cruzaba la calle, como lentamente y con una sonrisa se acercaba a mí, sin embargo las gotas frías, comenzaban a hacerme recordar que seguía en la ducha, y el dolor no se había ido, solo estaba recordando y tontamente pensando que él podría volver.